La MPP aporta beneficios en diferentes áreas. A continuación se presentan algunos de estas áreas:
Investigación biomédica: Ayuda a entender qué pasa dentro del cuerpo, a nivel molecular y genético, cuando aparece una enfermedad. Con esto, se identifican biomarcadores (señales específicas en el cuerpo) que pueden ayudar a diagnosticar y tratar mejor las enfermedades. También se usan tecnologías avanzadas como la secuenciación genética y la inteligencia artificial, que hacen que la investigación sea más rápida y eficiente.


Predicción y prevención de enfermedades: Identifica qué personas tienen más riesgo de desarrollar ciertas enfermedades, para actuar antes y evitar que aparezcan o se compliquen. Esto se logra gracias a datos genéticos, estilo de vida y otros factores que permiten crear modelos predictivos. Así, la prevención es más precisa y eficiente, mejorando la calidad de vida y evitando gastos innecesarios al sistema sanitario.
Cribado y diagnóstico de precisión: Permite detectar enfermedades de forma más exacta y temprana, usando biomarcadores y herramientas digitales. Además, la automatización con inteligencia artificial reduce la carga de trabajo para los médicos y acelera el análisis de pruebas.


Tratamiento personalizado: Ajusta los tratamientos para que sean más efectivos y seguros, ayudando a reducir la cantidad de medicamentos innecesarios y disminuir los efectos secundarios. Aunque inicialmente requiere inversión, a largo plazo el sistema sanitario ahorra recursos porque se evitan tratamientos ineficaces y complicaciones.
Seguimiento y Monitorización: Facilita el seguimiento de la evolución del paciente usando biomarcadores, lo que permite ajustar las dosis y tratamientos según cómo responda cada persona. Además, la telemedicina y dispositivos como los wearables (relojes inteligentes, pulseras de salud) facilitan el seguimiento remoto, reduciendo visitas innecesarias al hospital.


Gestión sanitaria: Optimiza cómo se usan los recursos y mejora la atención al paciente, contribuyendo a organizar mejor la gestión de los recursos y de la atención médica. Esto mejora la eficiencia del sistema sanitario, reduce la carga para los profesionales y garantiza una atención más coordinada y de mayor calidad.